Para mejorar la calidad de la traducción, comienza proporcionando texto en hebreo claro y gramaticalmente correcto. Divide las oraciones complejas en partes más cortas, evita la jerga o expresiones regionales, e incluye contexto cuando sea posible. Después de la traducción, revisa el resultado para detectar errores comunes, especialmente con números, fechas y nombres propios. Utilizar múltiples herramientas de traducción también puede ayudar a verificar la precisión.