Comienza enfocándote en un único momento, emoción o escena. Divide tu proceso de escritura en pasos: primero, escribe tu historia libremente sin preocuparte por el conteo de palabras, luego redúcela a los elementos esenciales. Cada palabra debe ganarse su lugar. Enfócate en verbos fuertes y detalles vívidos mientras evitas adjetivos innecesarios. Incluye un inicio, desarrollo y desenlace claro, incluso en este formato comprimido. Recuerda crear tensión y resolución dentro de tu espacio limitado.